Blogia

Taedium Vitae

Guapas y tontas

Suelen decir que estos dos términos no están relacionados. Espero que sus defensores no vean este vídeo:

Pd: ¡por fin se acabaron los exámenes! ahora a clase...

Ojalá

Como estamos en plenos exámenes no tengo tiempo para postear así que les dejo con una maravilla:

Ojalá - Silvio Rodríguez

Monotema

-Sí... claro... sí... ¿eso no me lo habías contado ya?-

En el mundo abunda la gente mono. No es por nuestro parentesco a los primates sino por la simpleza que les caracteriza. Conozco gente mononeuronal (los pobres, no tienen culpa), gente monovalente, personas monógamas, familias monoparentales,  gente monolingüe, partidarios monárquicos... y los que más odio, los monótonos y los monotemáticos.

Seguramente no soy el único al que una misma persona le ha contado la misma cosa más de mil veces. No soporto la idea de escuchar lo mismo una y otra vez y tener que fingir (en muchos casos) mi sorpresa ante el relato. En fin, con la gente que tengo más confianza me siento capaz de cortarles y evitar la falsedad pero con el resto se me hace imposible y, mientras mi cara tiene una sonrisa más que fingida e intenta que mis ojos se centren para no dar ningún indicio de aburrimiento, por dentro estoy deseando que acabe ya porque en realidad lo que me está contando (de nuevo) me la suda un poco. Sé que hay circunstancias en la vida que nos llevan a hablar sobre una misma cosa una y otra vez (sobre todo si perteneces al género femenino y has sido rechazada) pero hay otros casos que me enervan y que no tienen justificación. O bueno, sí que la tiene: esas personas van contando lo mismo una y otra vez a todo el mundo por lo que jamás se acordarán de que tú ya has tenido el gusto y la oportunidad de acceder a sus vivencias, así que considérate uno más en su larga lista.

Otro caso parecido lo protagonizan aquéllos que no tienen nada sobre lo que hablar así que siempre recurren, una vez tras otra, al mismo tema (y no me refiero al tiempo, sino a otras experiencias que vienen marcadas por su propia personalidad, si es que tienen.)

Hoy me apetece escribir. Porque sí, porque la vida es corta y estoy cansado. Quiero mandarte un paquete repleto de besos. Me aburro, me obstino. No tengo ganas de perder ni un sólo minuto más de mis días. No quiero aguantar estúpidas conversaciones, envidias y demás. Te odio.

Te miro. Te ríes, me río y te crees que no me he dado cuenta. Sonrío, te beso. Nos vemos. Adiós.

Cosas de niños

Esta tarde, en uno de esos momentos de aburrimiento entre estudio y estudio, me puse a recordar anécdotas ocurridas en mi infancia que tenía ya casi olvidadas y que procedo a compartir con ustedes.

De pequeño me llamaban Koumin, diminutivo cariñoso de Kouman, el rubio jugador del FC Barcelona. Tendría apenas 6 años o así y me habían regalado una camiseta del Barça del mismo jugador. Me encantaba el Barça y, junto con mi primo, mandábamos cartas a Kouman (mi favorito) y Stoichkov (el suyo), diciéndoles lo buenos que eran, ect.. El caso es que yo, de pequeño, también era rubito y, según cuentan mis primos mayores (yo no me acuerdo), iba por el colegio más chulo que un ocho con mi camiseta con el 4 a la espalda. Según mi prima, era gracioso verme con mis gafas de culobotella, mi camiseta y saludando a todo el mundo. Hay que ver, aún tengo la mini camiseta y, si no fuera por eso y por lo que me cuentan, no me reconocería...

Una de las cosas que recuerdo con más vergüenza se remonta a segundo de primaria, cuando me daba clase una tal Toñi, andaluza y como una madre para todos nosotros. Ella es la protagonista (o culpable) de algunas de mis anécdotas. Recuerdo un día que estábamos todos callados en clase haciendo noséquécosa. En aquéllos época teníamos que pedir permiso para ir al baño y yo me encontraba muy apurado. No sé por qué motivo pero rompí el silencio para que Toñi me diera su consentimiento con un -MAMÁ (en voz alta) ¿pued...?- inmediatamente y sin que pudiera terminar la pregunta toda la clase comenzó a reír sin parar. En fin, mi conciencia léxica me jugó una mala pasada ese día que hizó que el despiste se convirtiera en broma durante días. Además, para más inri, la señorita Toñi me tenía mucho aprecio, tanto que, cuando terminaba los ejercicios e iba a su su mesa para enseñárselos SIEMPRE me pellizcaba cariñosamente el culo (sí, no entiendo qué tiene de cariñoso pero sé que ese era el sentimiento). Lo peor no fue en ese momento, con 7 u 8 años, lo peor vino cuando, no sé por qué razón, me volvió a dar clase años después (en 1º de la ESO) recordando y repitiendo el ritual delante de toda mi clase... Yo la recuerdo con mucho cariño pero esos momentos fueron horribles.

Pasemos a los recuerdos más dolorosos y que sólo voy a relatar por encima. Lo más doloroso de mi vida fue, sin duda, abrirme la barbilla (y por partida doble). Aún recuerdo como me cosieron los puntos con aguja e hilo mientras yo pegaba patadas intentando soltarme por el dolor, sin duda una de las peores experiencias de mi vida. Además de abrirme la barbilla, me he clavado un anzuelo de pescar en la rodilla (el cual me sacaron con unas tenazas…) y un clavo que me perforó la planta del pie derecho. El último recuerdo doloroso de mi infancia se remonta a mis 8 años cuando, bañándome en la playa de Las Galletas, me picó una aguaviva, fideos o vete tu a saber qué. Aún recuerdo el picor, los fideos o lo que fuera pegados a mi muslo y a mi padre corriendo conmigo en brazos. Me llevaron a un bar cercano donde dijeron que lo mejor para aliviar y quitarlos era echarme cerveza… En fin, sólo sé que hoy tengo una marca que me lo recuerda.

Recuerdos tengo muchos más la verdad, muchos refrescados gracias a fotos y otros a esos momentos en los que te reúnes con viejos compañeros y te das cuenta del tiempo que ha pasado desde que ocurrió tal o cual cosa.

 

Bueno, si lees esto y quieres contarme alguna experiencia parecida de tu infancia, espero tu comentario.

Exámenes!

"Tranquilo, aún quedan un par de semanas". Esta frase me revienta y más cuando me siento fatal por haber empezado a estudiar tan tarde. Son mis primeros exámenes en Septiembre y creo que estoy pagando la novatada. Siento que no he dedicado el suficiente tiempo y que, aunque quedan un par de semanas y llevo "sólo" dos, voy a acabar arrepintiendome. Entonces, llegarán a mi cabeza frases como "¿por qué no empezaste primero en vez de rascarte el ombligo en frente del ventilador?"... bueno, ese tipo de frases me vienen también ahora pero con la convocatoria de junio. En fin...

Bueno, a todos los que se encuentren en mi misma situación les quiero dar tres dos consejos:

-Primero: aunque cueste, hay que estudiar porque queda menos de lo que parece.

-Segundo: odia a los pocos que lograron sacar todo en junio.

-Tercero: ataca psicológicamente a todos los que aún no han empezado a estudiar y te repiten una y otra vez que "aún queda tiempo"

Gracias

 

Bueno, quiero agradecer este premio (la verdad que nunca nadie hizo tan poco para llevarse uno). La señorita Hanna Moody (http://imantandodias.blogia.com) me ha querido otorgar este singular trofeo, el primero del blog. Gracias señorita, sé que me quiere mucho (de lo contrario no me lo explico).

Se supone que ahora yo debería dar este premio a los blogs que más leo, pero creo que mejor lo haré más adelante. Inocente

 

 

Twenty

Twenty years

Ha sido mi cumpleaños. Ya puedo decir que soy veinteañero. Gracias a los que se acordaron y gracias a Hanna Moody (www.imantandodias.blogia.com)  por estos días.

Pd: paso de escribir algo más hoy, me estoy cagando en la madre que parió al blogia porque me dió error tras estar escribiendo una hora ¬¬

El Transporte Público

Últimamente no soporto la idea de moverme en transporte público (aunque viviendo donde vivo no me queda de otra). La verdad es que el concepto idealizado de transporte público (barato, cómodo, puntual...) dista mucho del real. Y es en esos discursos en los que nuestros políticos se dedican a exaltar la idoneidad de este tipo de transporte frente al particular, cuando nos damos cuenta de que muchos en su vida han tenido que usarlo (en PParticular algunos, aunque creo que pocos se salvan de la quema). La verdad que parece ilógico querer potenciarlo sin bajar los precios.

A lo que vamos. En primer lugar el precio. La ignorancia de estas personas (o la intencionalidad) no les permite hacer abonos mensuales que beneficien al usuario y no le supongan comprar un bono cada cuatro días. ¡Mentira! Sí que existe un bono mensual para la zona metropolitana y por 40 euros ¡ahí es nada! ¡qué chollo! 40 euros para moverte entre Santa Cruz y La Laguna durante un mes (no sé porqué pero me da que no es efectivo). Los que no vivimos en área metropolitana no existimos, no tenemos nuestro abono mensual así que tenemos que conformarnos con comprar más y más bonos. Seguimos. Para ellos sólo eres estudiante si eres universitario (es que el resto no tiene que coger guaguas, ¡claro!) y te hacen el descuento del siglo, 2 euros respecto al billete normalSorprendido ¡esto parecen las rebajas!

Dejando el tema económico a un lado. Centrémonos en la comodidad que tanto llena la boca de nuestros políticos. Se ha puesto de moda llevar la música (ya sea en móvil, mp3, mp4...) a toda mecha en la guagua (bus) o el tranvía. Si no llevas la música a tope no eres nadie, tienes que ir demostrando tu cuRtura musical allá por donde vas y haciéndote valer. El hecho es que si ya molesta tener que escuchar a todo volumen los perrea-perrea o el tun tun kás cuando te topas con varios de estos individuos dentro de un mismo vehículo la cosa se pone fea. No sólo se pican por ver quién tiene la "mejor música" sino que el volumen aumenta considerablemente y el dolor de cabeza también. Y yo me pregunto: ¿no saben que hace tiempo que se inventaron los auriculares?

Dejando atrás el tema de los niñatillos de turno, centrémonos en ser políticamente incorrectos. Pues sí, no soporto a la gente mayor que viaja en guagua o tranvía (desde luego que no se puede generalizar pero la gran mayoría de los que lo usan logran convertir un día de lo más normal en un infierno). ¿Razones?

1- Nunca tienen el bono preparado.

2- A pesar de haberlo metido más de mil veces (porque no paran la pata) por el aparatito para "validarlo", nunca se acuerdan de cómo es y empiezan a meterlo de mil y una formas menos la correcta.

3- Todo este tiempo que han perdido te pone de los nervios porque retrasan la llegada (¡vas a llegar tarde!)

4- Si no tienen sitio (muy frecuente en el tranvía) empiezan a hacer comentarios al aire para que alguien se lo ceda aunque se vayan a bajar en la parada siguiente.

5- Se sientan a tu lado y ya se creen tu amig@. Te cuentan su vida (hasta aquí todo normal, los pobres están tan solos...) pero luego empiezan a hacerte el interrogatorio para que les devuelvas tú lo que ellos han venido haciendo. Te preguntan que de dónde eres, si estás estudiando, si eres hijo de tal o de cual... (esto es más típico de trayectos largos en guagua)

Si es que entre los niñatillos y los que no tienen vida propia el transporte público es una delicia. Creo que voy a empezar a usarlo a todas horas, sin parar. Total, me dejaré un sueldo en bonos pero a cambio me habré puesto a la última, tanto en música como en chismes.

Propósitos para el verano

Pues llega el verano. Sí, ya sé que fue hace casi un mes pero para los "universitarios" no, nosotros estamos condenados a exámenes por esas fechas y tenemos que esperar. En estos días en los que las obligaciones desaparecen y el aburrimiento se hace notar, la bobería se adueña de mis pensamientos y se transforma en propósitos de verano.

Propósito número 1: Como hace tiempo que no me veo igual frente al espejo (y no porque haya cambiado de look) y los pantalones y camisetas comienzan a amontonarse en el armario, he decidido hacer dieta y caminar un par de kilómetros a diario. Llevo pocos días pero ya empiezo a notar las diferencias entre comer como ahora y comer como lo hacía antes. Los refrescos, embutidos, golosinas, fritos, chocolate, galletas... (¡mejor paro!) han desaparecido, por el momento, de mi vida. En fin, creo que era necesario y espero aguantar.

Propósito número 2: Mi segundo propósito creo que no se va a cumplir. Era un deseo de hace meses y, aunque parezca una locura, no es otro que trabajar. Bombardeado por las palabras crisis y paro me da a mí que va a ser que no.

Propósito número 3: Estudiar en Agosto (mínimo) para la convocatoria de septiembre y preparármela bien (he dejado dos pero aún así no quiero relajarme). He pensado en comenzar ya pero... Indeciso

Propósito número 4: Este se me acaba de ocurrir ahora mismo (¡no me lo creo! ¡aún hay un par de neuronas conectándose en mi cabeza a estas horas!). Escribir aquí lo poco o mucho que me vaya pasando en este verano.

Bueno, espero que estos propósitos se conviertan pronto en realidades .

 

Pues sí, al final he caído y yo también tengo un blog. Espero saber cuidarlo y no dejar que muera por inanición.